23 de noviembre de 2008

Opto-buscador






El señor de Ekatón







El opto-buscador era una pequeño aparato que servía para procesar y buscar en grandes bibliotecas, ingentes cantidades de información, permitiendo localizar un contenido deseado, en poco tiempo. El que presentamos aquí había sido desarrollado expresamente para el Conde por sus científicos de Ekatón

Consistía en un pequeño botón que se situaba en la sien y que conectaba directamente con el nervio óptico del usuario, permitiendole buscar a la velocidad de 1.000 páginas por minuto. 



Uno de los lugares predilectos del Conde Alexander Von Hassler es la Biblioteca del planeta Mederenor, un planeta inhabitado en el que solo hay una estación de repuestos y suministro para las tropas del Imperio, y que, sin embargo, oculta en sus construcciones subterráneas la mayor y mejor biblioteca del Imperio. Una excepcional biblioteca desconocida para la mayoría y con acceso restringido a unos pocos, entre los que se encuentran los miembros de la familia imperial. El Conde ha cambiado las claves desde la muerte del Imperator y la ascensión al trono de Rebecca Sillmarem, para impedir que cualquiera de sus enemigos encuentre los archivos de los estudios sobre regeneración celular que le han permitido elaborar la fórmula del elixir de Vitava. El Conde es muy consciente del valor de ese conocimiento y por ello lo guarda con tanto celo. Aunque también tiende a menudo a sumergirse en los interminables senderos de conocimiento encapsulados en aquella sala, por otros motivos... 

Durante horas suele hallarse cómodamente sentado, sintiendo cómo el respaldo de su levita-sillón se adapta como una segunda piel a los cambios posturales de su cuerpo, irradiando ya sea calor o frío según lo necesite su organismo, masajeando las partes más sobrecargadas por el estrés de sus quehaceres cotidianos. Su despacho es quizás, un destello material de lo que discurre por su mente en cada momento. Infinidad de proyectos, mapas y trabajos salpican su mesa repleta de holopantallas circulares que descargan todo tipo de estadísticas y datos. Hileras completas de crista-libros, enciclopedias y amplios holovolúmenes, saturan hasta el último rincón de cada pared.

Millones de volúmenes atestan interminables corredores subterráneos. Libros, códices, tablas de cristal, plastanio o papiros metalizados de Indha. Su propia mesa de caoba suele estar repleta de holoplanos, cuadernos de bitácora, antiguas piedras-psíquicas con el conocimiento de civilizaciones ya extinguidas, cartas 3D activo-vocales, dibujos de luz, micro discos-guía interactivos y neuro-cristales de información asistida. Los más variados dispositivos de cultura y cualquier tipo de dato que el Conde pueda desear. Sin embargo, todo el conocimiento que ahí alberga es solo una herramienta al servicio de su poderosa inteligencia e ingenio, con un único fin: El poder.



























































































































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