1 de febrero de 2010

CULTURAS DE SILLMAREM (Los Corláridas)









LOS CORLÁRIDAS




La enigmática raza Corlárida, es descendiente de los pueblos Primigénikos que a su vez descendían de una colonia perdida de la vieja Terra-Mater. Son expertos en el arte de la luz y el agua, dominan sus propiedades y conocen sus secretos. Los Corláridas son espirituales y basan su forma de vida en la puesta en práctica de los tres equilibrios, para así alcanzar la armonía vital. El equilibrio de la mente, el equilibrio del cuerpo y el equilibrio del espíritu.

… Muy contrariamente a como se concebían en otras culturas humanas, una Crapnia o Cripta Corlárida, no era un lugar para enterrar a los muertos, al contrario, en cierto modo era un sitio para reunirse con ellos. Los Corláridas poseían un insólito sentido de la existencia. La muerte no era el final del recorrido, tan solo una fase más, en las interminables evoluciones de la existencia. Unumgel sabía que estaba en el camino, de hallar una solución para ayudar a los humanos, pero aún le quedaba un difícil sendero por recorrer.

Con los gráciles movimientos propios de su raza, descalza, se deslizó escaleras abajo a la Crapnia de sus ancestros, en el lugar más profundo de sus aposentos personales. Lejos de parecer un lugar sórdido y oscuro, era sin embargo, confortable, iluminado, acogedor y especialmente habilitado para el recogimiento y la unión interior, de las esencias íntimas de los seres amados y su persona.

En el idioma Corlárida era “la Amnia”, la unión y contacto de las almas que desean reencontrarse de nuevo, temporalmente en este mundo. Hileras de hermosas capsulas de cristal tallado, en los más vivos colores, flotaban a ambos lados de la cámara, guardando en su interior, hermosas escenas familiares, rostros conocidos y añorados, recuerdos, experiencias, colores, delicadas fragancias de días hermosos, viejas historias impresas en cristal resplandecían alrededor, desplegando un enigmático aura rosado.

Nueve arboles de cristal rodeaban la cámara, eran los arboles de sus ancestros, una manifestación física de las etéreas esencias que custodiaban en su interior.

El tintineo de sus ramas, evidenciaba sus “Gerens”:Las lagrimas de cristal generacionales, de sus familiares, contenían la esencia de cada antepasado suyo, desde los primeros días en que los pueblos Primigénikos habían encontrado un lugar donde vivir y progresar, hasta ese preciso instante. Unumgel adoptó la posición de flor de loto, acomodándose en el mismo centro de la Crapnia, de su cristalizado bosque familiar.

Cerró sus parpados, sumiéndose en una profunda concentración, sus manos resplandecieron, parpadeantes en un principio y terminaron por iluminarse.

A continuación, un haz de luz de sus dedos índice y corazón de la mano derecha, partió, derritiendo una determinada lagrima de cristal escogida por su pensamiento, de las miles que destellaban en aquellas ramas petrificadas en cristal, haciendo que adquiriese forma líquida y se desplazase a lo largo de un delicado tallo, para finalmente gotear a la entrada de una vaina y manifestar así luminosamente su tan preciado, como amado contenido.

Tras recoger, tan preciosa lágrima de cristal, la compacta y alargada vaina de brillantes entonaciones, con cristalinos gravados Corlaridas, ubicada frente a Unumgel, se partió en dos cual semilla unida como un par de caparazones esféricos.
Los cuales al abrirse, mostraron dos pulidas cavidades con rizados hilos cristalinos colgando, del que emergieron con radiantes destellos dorados, las intangibles siluetas de los anteriores monarcas de Corlaria y padres de Unumgel.

Araneyia su madre y Urnom su padre. Unumgel usó las rituales palabras de la Arcarelia: “La llamada Corlárida”. Palabras rituales para la iniciación y contacto de un Corlárida con un amado antepasado o ser querido.
-No soy nada.
-No sé nada.
-No quiero, ni anhelo ser nada.
-Venid a mí, os lo ruego, venid a mí.

Un cegador resplandor, inundó el recinto envolviendo a Unumgel una cálida sensación de seguridad, cariño y protección. En el interior de la vaina abierta de par en par, transversas vetas luminosas como criaturas inmateriales, manifestaban la esencia psíquica de los patrones de consciencias, de sus padres. Unumgel visualizaba una proyección psíquica, de los Espíritus-identidades de sus padres, conocidos por los Corláridas como Épsicos.

-Se bienvenida hija mía, a este apartado santuario del recogimiento y la soledad, tiempo hace que tu padre y yo no disfrutamos de las bellas entonaciones de tu voz Unumgel, amada nuestra. Susurró con suavidad una voz. Una sonrisa feliz, surgió en los labios de Unumgel:-Mi corazón se regocija, al reunirme de nuevo con vosotros queridos y amados, padre y madre.

-Hace ya tanto tiempo…desde la última vez estuvimos contigo. Murmuró la delicada voz con cariñosa entonación, hija mía.

-Cierto y lo lamento de veras, aunque bien sabéis que siempre os llevo conmigo, no solo en mi gema-mente, si no en mi corazón. Murmuró Unumgel sintiéndose de nuevo como una niña, en verdad hacía de ello tanto, tanto tiempo…




















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