Ekatón
En Ekatón, el Conde sobrellevaba un exilio en busca de la localización exacta del planeta Sillmarem...
-Mi buen Mesala, si eres tan amable -dijo el Conde Alexander Von Hassler alargando con languidez su mano, portadora de una taza de té exquisitamente trabajada con ornamentaciones de platino y diamantes. Mesala, el leal senescal del Conde, le escanció, con una tetera a juego con la taza, un refinado té especialmente cultivado en las tierras del sur del planeta Indha, ligeramente espolvoreado con un toque de canela y miel. La predilección por el detalle en los gustos del Conde nunca dejaba de sorprender a Mesala.
La temperatura del agua, la saturación del compuesto, la presión de la tetera o la dosis para la disolución debían contener unas medidas y formas determinadas. El Conde inhaló con complacencia el suave y penetrante aroma desplegado por el contenido de su taza, apoyando con delicadeza los labios en su borde, y saboreando cada sorbo de su preciado líquido.
Respiró satisfecho, mantuvo la mirada fija por un segundo sobre los etéreos fluidos del vapor, para después posar su mirada sobre un hermoso tablero de ajedrez...
Otro entretenimiento era presenciar los partidos del Sphericus. Un juego tradicional de Ekatón, que el Conde había transformado en un deporte mortal.
Siete jugadores por equipo, ataviados con protecciones y mochilas anti–g, competían por colocar una esfera en la portería contraria. La esfera formada de una aleación de plastanio y cristalanio descendía del centro de la bóveda del stadium. Al tercer pitido ambos equipos se lanzaban a una lucha sin cuartel, en la que ni se esperaba ni se concedía clemencia. El premio para el equipo ganador, o los supervivientes, consistía en entrar a formar parte de una unidad especial de los Casacas Negras. El equipo derrotado, perdía la vida al finalizar el partido. Los equipos estaban formados por presidarios y esclavos.
El señor de Ekatón, es un genio científico y apasionado jugador de ajedrez, hasta tal punto que extrapola tales capacidades aplicándolas a los juego de poder interplanetarios. Pero siempre con un único objetivo: Lograr la victoria sobre sus rivales, en un universal tablero de ajedrez lógico-estratégico. Siempre va acompañado por sus dos panteras negras dientes de sable, llamadas Calígula y Nerón, encargadas especialmente en su día por su difunta madre y señora de Ekatón, para ser más longevas mediante ingeniería genética, de tal manera que pudieran velar siempre por la seguridad de su amo. Solo su Senescal Mesala y mano derecha puede acceder a su círculo de seguridad más íntimo.
Una de las piezas fundamentales de su poder son las Walkyrias Imperiales, en especial sus comandos "Escorpión".
Los Comandos “Escorpiones” son Walkirias Imperiales de élite que rinden obediencia únicamente al señor de Ekatón. El Conde Alexander Von Hassler. En ocasiones efectúan misiones con los Casacas Negras del Imperator del planeta Ákila, pero siempre bajo la supervisión del Conde. Son educadas y adiestradas desde su infancia para servir con una lealtad casi fanática a su señor. Todas poseen el grado de oficial y son escogidas por ser las más brillantes en sus hojas de servicios. Cada una ha sido sometida a prueba y rigurosamente seleccionada desde su bautismo de fuego a los quince años estándar. Consumidas expertas en la lucha cuerpo a cuerpo, su formación académica es tan severa como completa. Cumpliendo la máxima del Conde: “Para cumplir una misión con eficacia es fundamental desarrollar una mente y cuerpo con eficacia”.
Poseen conocimientos de estrategia e inteligencia militar, equivalente a un general supremo Imperial. Son veteranas en misiones de acción rápidas. En su planeta de origen Ekatón, pertenecer a tal cuerpo de élite equivale no solo un gran honor, sino un estatus social de alto rango.
Cada Walkiria es personalmente conocida por el Conde, esto equivale a su vez a la concesión de privilegios especiales, si alguna requiere e incluso solicita la vista o justicia personal del Conde, puede directamente (previa petición a su Senescal Mesala) obtener audiencia y ser escuchada en persona. Sus familiares son cuidados y atendidos por Mesala en caso de necesidad del tipo que sea. Su jerarquía militar se concede y mantiene según los méritos personales de cada guerrera demostrada en misiones ordenadas por el Conde. Se consideran a sí mismas como “Hermanas de Guerra”, sus lazos de lealtad son inculcados desde el mismo momento de su ingreso en el cuerpo.
Poseen su propia Jerga y consignas militares, al igual que el conocido como “Código de la Walkiria”. Obediencia completa al señor de Ekatón, quién lo quiebra es severamente castigada por sus hermanas. La fundadora de dicho cuerpo fue la madre del Conde, Natasha Sairos de Ravalione, una mujer excepcional en muchos aspectos.
EL CÓDIGO DE LA WALKYRIA
ESTE SE BASA EN OCHO LEYES O APARTADOS.
1. OBEDIENCIA COMPLETA AL SEÑOR DE EKATÓN. TÚ CUERPO, TU MENTE, TU ESPÍRITU Y TU VIDA, LE PERTENECEN. NO EXISTE NADA MÁS NOBLE, NI MAYOR HONOR QUE SERVIRLE CON TOTAL LEALTAD Y FIDELIDAD.
2. EL CONDE ES TANTO TU SEÑOR COMO TÚ PADRE Y PADRE DE TU PUEBLO Y LAS WALKIRIAS TUS HERMANAS DE SANGRE Y FUEGO, TRAICIONARLAS A ELLAS SIGNIFICA TRAICIONARTE A TI Y A TU SEÑOR, TRAS UN SEVERO CASTIGO SOLO EXISTE UNA PENA DIGNA: LA MUERTE.
3. TU SEÑOR Y PADRE, TUS HERMANAS, TU PUEBLO Y EL SAGRADO SUELO DE EKATÓN SON TU VIDA, PARA PROTEGERLOS NINGÚN HOMBRE NI MUJER SE INTERPONDRÁN AL EJECUTAR LAS ÓRDENES DE TU AMADO SEÑOR.
4. TU JURAMENTO TE ACOMPAÑARÁ HASTA LA TUMBA, PUES ESTE ES EL MAYOR HONOR DE UNA WALKIRIA, SERVIR HASTA LA MUERTE.
5. EL VALOR ES EL MEJOR ESCUDO DE UNA WALKIRIA, PERO NO ES EL ÚNICO, ESFORZARSE POR MEJORAR, SIGNIFICAR SERVIR MÁS Y MEJOR A TU SEÑOR, SU VICTORIA, SERÁ SIEMPRE TU VICTORIA, LA DERROTA NO FORMA PARTE DEL VOCABULARIO DE UNA AUTÉNTICA WALKIRIA.
6. EL RESPETO DE TUS HERMANAS SE GANA CON TUS ACTOS, SÉ MERECEDORA DE ESTE CON ENTREGA Y GENEROSIDAD. PROTEGELAS CON TU VIDA Y ESTAS TE PROTEGERÁN CON LA SUYA.
7. UNA WALKIRIA JAMÁS ABANDONA A UNA HERMANA, SI VIVE, VIVES CON ELLA Y SI MUERE, MUERES CON ELLA.
8. UNA WALKIRIA SOLO USA LO QUE NECESITA, CADA PALABRA, ACTO E INCLUSO PENSAMIENTO, DEBE TENER UN MÁXIMO FIN, CUMPLIR LA MISIÓN O MANDATO ENCOMENDADA POR TU SEÑOR, PUESTO QUE NO EXISTE NADA MÁS NOBLE Y DIGNO QUE CUMPLIRLO CON ÉXITO.
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